La comunidad de Duarte en León está de luto, nadie sonríe, hay rostros llenos de tristeza y llanto. Los dos hombres que murieron en una obra de Sapal regresaron a casa para despedirse por última vez.
Desde este jueves ya los estaban velando. A Arturo el hijo del delegado lo recuerdan como un hombre trabajador y alegre que dejó en vida varios planes.
“Una boda ya planeada, con gastos y con todo. Su familia que es la que más me duele sinceramente, pero yo creo que en estos momentos ponerlo en manos de Dios, cuando Dios llama a las personas a su voluntad a su reino, tenemos que entregarlos con todo nuestro corazón”, señaló Juan Pablo Muñoz, hermano de Arturo.
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A seis casas de distancia están velando a David, un joven de casi 18 años, apenas lo habían invitado a trabajar en la obra.
“Ahora que empezaron estas obras pues lo invitaron y dejó su trabajo del campo por ir a encontrar su muerte. Este es el segundo sobrino que le pasa esto, hace 10 años a otro sobrino le pasó lo mismo”, compartió Gerardo Hernández tío de David.
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A menos de 500 metros, en el lugar del incidente ya no están las máquinas. Dentro de las zanjas quedaron unas cubetas, palas y cuerdas. El recuerdo está muy fresco. Este pesado tubo les cayó a los dos trabajadores que se encontraban justo en esta zanja a la altura dónde está este Charco pero todavía aún metro y medio más abajo según relatan algunos testigos.
La obra que duraría tres meses está detenida, la zanja de casi cuatro metros de profundidad y menos de un metro de ancho sigue abierta. Es peligroso pasar por aquí ya que hay montículos de tierra y está enlodado.
Al respecto, Sapal informó que siguen las investigaciones del hecho y que ya revisan la reanudación de la obra.
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