Imágenes de bordados tradicionales y pinturas florales adornaron las paredes de la pasarela repleta de celebridades de Dior en homenaje a Ucrania cuando comenzó la Semana de la Alta Costura de cuatro días en París.
El decorado, de la artista ucraniana Olesia Trofymenko, fue el punto de partida para la diseñadora Maria Grazia Chiuri que volvió esta temporada al taller de hilo y aguja. Se convirtió en una colección rica en bordados con estilos de Europa del Este, que la casa dijo que también era un mensaje de diálogo cultural y apoyo, uno que podía imaginar un “mañana mejor”.
La alta costura es la antigua tradición parisina de producir prendas hechas a medida a precios exorbitantes para las mujeres más ricas del mundo.
Un el evento se llevó a cabo en un ambiente reducido recibió a celebridades invitadas como Naomi Watts, Zoe Saldana y Sigourney Weaver dentro de un anexo perfumado del Museo Left Bank Rodin.
El famoso atelier de Dior renunció a su razzmatazz de lentejuelas para hacer que la artesanía sea el centro de atención este otoño para una exhibición orgánica de vestidos en tonos tierra, y el brillo apagado ocasional.
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Cualquiera que sea la falta de energía de este espectáculo, lo compensó con detalles. Chiuri canalizó el “árbol de la vida”, el leitmotiv en el arte de Trofymenko, al evocar raíces y ramas en vestidos campestres largos y sueltos, o en chaquetas étnicas cortas y rígidas bordadas en sedas e hilos de algodón.
En un toque casi poético, los mosaicos de trenzas en guipur de bronce en las faldas amplias parecían resplandecer el rocío de la mañana sobre el follaje.
Sin embargo, a pesar de su ejecución precisa, había pocas novedades en la exhaustiva colección de 68 piezas. A veces, Chiuri parecía recurrir a los estilos renacentistas que definieron su permanencia en Valentino de 2008 a 2016, como cuellos redondos ajustados, vestidos largos de la realeza y mangas de obispo vaporosas.
Aún así, hubo algunos looks que se destacaron, como un vestido negro ceñido a la cintura con pechera de encaje blanco que parecía una monja rebelde que estaba harta del convento.
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