Noticias.- El nacimiento, tal como lo conocemos, se remonta a 1223 en Italia, cuando San Francisco representó el hecho bíblico con algunos habitantes de su localidad. La idea gustó tanto que comenzó a replicarse año tras año. Con el tiempo, las representaciones humanas dieron paso a figuras de madera, barro o porcelana.
Los personajes esenciales son la Virgen María, San José, el Niño Dios, la vaca, el burro, los pastores, los tres Reyes Magos y los ángeles; cualquier otra figura es adicional. Esta tradición se expandió rápidamente por Europa y, a través de España, llegó a México en el siglo XVI, donde los frailes franciscanos promovieron el montaje de nacimientos en los hogares, comparando el nacimiento de Cristo con el de Huitzilopochtli.
Colocar un nacimiento invita a la familia a participar, compartir momentos, recordar anécdotas y fortalecer la convivencia. Con el tiempo, se convirtió en una de las tradiciones más arraigadas, respetadas y con gran valor espiritual para los creyentes católicos.