Noticias.- Cada 28 de diciembre celebramos el Día de los Santos Inocentes con bromas y engaños, pero su origen es mucho más sombrío de lo que imaginamos.
La fecha conmemora la matanza de todos los niños menores de dos años en Belén, ordenada por el rey Herodes para eliminar al recién nacido Jesús, considerado una amenaza al trono. Estos niños son recordados como los primeros mártires cristianos.
Entonces, ¿cómo se volvió un día de bromas? La tradición se fusionó siglos después con festividades medievales europeas, donde se permitía romper normas y gastar bromas, como la “Fiesta de los locos” en Francia.
Además, se cree que el “engaño” de los Reyes Magos a Herodes influyó en la idea de la broma. Así, de un recuerdo trágico nació una tradición que hoy conocemos como el día de las bromas, donde todos decimos: “¡Inocente palomita que te dejaste engañar!”.