Noticias.- América Guadalupe Martínez Torres, una joven de 21 años originaria de León, Guanajuato, fue reportada como desaparecida desde el 15 de agosto de 2025. Han pasado casi dos meses sin noticias de ella, y sus seres queridos han recurrido a las redes sociales para pedir ayuda y difundir su caso.
Las autoridades activaron el Protocolo ALBA para coordinar su búsqueda, pero hasta ahora no hay avances significativos sobre su paradero, lo que aumenta la preocupación por su seguridad.
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¿Qué se sabe sobre la desaparición de América Guadalupe Martínez Torres, en León?
América fue vista por última vez el viernes 15 de agosto en León, Guanajuato. Según un mensaje compartido por su familia en redes sociales, desde ese día no se ha tenido información sobre su ubicación. El texto, cargado de angustia, dice:
“Les agradecería mucho si me ayudan compartiendo. Su nombre es América Guadalupe Martínez Torres. La última vez que la vieron fue el viernes 15 de agosto y desde ese día no se sabe nada de ella. Cualquier información que tengan es de mucha ayuda. América, tu familia te espera; si necesitas ayuda o estás en algún lugar seguro, ponte en contacto”.
Las autoridades, a través del Protocolo ALBA (GTO -1109/2025), destacando que temen que pueda ser víctima de un delito y piden a la población reportar cualquier dato a los números de emergencias, 911.
¿Cuáles son las señas características de América Guadalupe Martínez Torres, desaparecida en León?
América Guadalupe Martínez Torres tiene 21 años, es de nacionalidad mexicana y mide 1.57 metros, con un peso aproximado de 60 kilos.
En la ficha de búsqueda se detalla que su cabello es lacio y negro, y sus ojos son ovalados de color café claro. Entre sus señas particulares, se destacan los tatuajes que tiene en el brazo derecho y la pierna izquierda.
No se cuenta con datos sobre su vestimenta al momento de desaparecer. Cualquier persona que la vea o tenga información debe evitar actuar por su cuenta y comunicarse de inmediato con la Fiscalía General del Estado a través de los números proporcionados.
La historia nos pesa: ¿Estamos realmente siendo educados para ser libres o solo para aceptar el trauma?
