Deportes.- Nacho Ambriz tiene que reconstruir el juego del León y el amor propio de todo un equipo.

Y es que a este León le llamaron equipo de segundo vagón con futbolistas faltos de deseo, faltos de oficio, algunos en bajo nivel y con escasa capacidad para resolver y administrar partidos. Y aunque había voluntad por mejorar parecía que nada alcanzaba.

Con información de Julio Saucedo.