No es tu mente jugando contigo, es un fenómeno real, se llama, sensación térmica. Aunque el termómetro diga una cosa, el viento y la humedad pueden engañar a tu cuerpo y hacerte sentir como si la temperatura fuera varios grados más baja. Por ejemplo, si hay 0 °C pero sopla viento fuerte, podrías sentir hasta –6 °C.
Este efecto, descubierto por exploradores antárticos, explica por qué en invierno el frío “pica” más cuando corre aire. La sensación térmica mide cómo reacciona nuestro cuerpo ante el clima, y puede marcar la diferencia entre estar cómodo o sufrir hipotermia o congelación. Así que la próxima vez que el pronóstico diga 10 °C, no te confíes: si hay viento, prepárate para sentirte en pleno polo norte.












